Criptomonedas y blockchain en octubre 2025: lo que realmente pasó

En octubre de 2025, el blockchain, una tecnología de registro distribuido que garantiza transparencia y seguridad sin intermediarios. Also known as cadena de bloques, it es la base sobre la que operan todas las criptomonedas serias, desde las más grandes hasta las pequeñas que nadie conoce pero que de repente explotan. No fue un mes de ruido, sino de hechos: quienes seguían las firmas digitales, métodos criptográficos que validan la identidad y autorización en transacciones sin necesidad de contraseñas tradicionales vieron cómo los exchanges empezaron a exigirlas como estándar, no como opción. Ya no basta con tener una clave privada guardada en un papel: si no usas una firma digital verificable, tu transacción puede ser rechazada sin aviso.

Los exchanges, plataformas donde compras, vendes o intercambias criptomonedas no se quedaron quietos. En octubre, varios de los más grandes —como los que operan en España y Latinoamérica— actualizaron sus sistemas para exigir autenticación de dos factores vinculada a firmas digitales, no solo códigos SMS. Y eso no fue un cambio técnico menor: significó que los usuarios que no actualizaban sus métodos de acceso perdían acceso temporal a sus fondos. Mientras tanto, los airdrops, distribuciones gratuitas de tokens a usuarios que cumplen ciertas condiciones, como mantener una criptomoneda en su billetera se volvieron más selectivos. En lugar de repartir tokens a cualquiera que se registrara, los proyectos empezaron a premiar a quienes ya tenían historial de uso real, no solo cuentas nuevas creadas para aprovechar la gratuidad.

Lo que sí cambió, y lo que sigue igual

La volatilidad no desapareció, pero sí se volvió más predecible. Las criptomonedas con uso real —como las usadas en pagos diarios o en contratos inteligentes de servicios públicos— mantuvieron su valor, mientras que las que solo vivían de hype se desplomaron sin pena ni gloria. Nadie habló de Bitcoin rompiendo récords, pero sí de cómo su red se volvió más eficiente gracias a actualizaciones en la capa de consenso. Ethereum, por su parte, siguió siendo el eje de los contratos inteligentes, pero ahora con menos gas fees y más integración con sistemas de identidad descentralizada.

Lo que más sorprendió fue la quietud de los reguladores. En lugar de nuevas leyes, lo que vimos fue aplicación de las que ya existían. Si tu proyecto no tenía transparencia en su código, o no permitía auditorías, ya no podías decir que era "decentralizado". La palabra se volvió una trampa legal. Y los que seguían usando términos como "revolución" o "futuro" sin mostrar resultados, empezaron a ser ignorados por los inversores serios.

En este mes, lo que importó no fue lo que prometían los influencers, sino lo que funcionaba en la práctica: quién podía enviar dinero en segundos sin pagar comisiones, quién podía probar que era dueño de algo sin mostrar su documento de identidad, y quién tenía un protocolo que nadie había roto. Todo eso está en los artículos que siguen. No hay teorías vacías. Solo lo que pasó, lo que aprendimos, y lo que debes hacer ahora para no quedar atrás.